miércoles, 25 de mayo de 2011

Las "relaciones" en la oficina casi siempre se descubren

En nuestro ámbito laboral compartimos con muchas personas, pues tanto tiempo en compañía de ellos hacen que se vuelvan mas que compañeros de trabajos; amigos, compinches, compañeros de canes tambien e incluso algo mas, compañeros sentimentales.

Por estas razones muchas empresas han agregado a su contrato una serie de reglas o medidas para tomar en cuenta en estos casos. Lo llaman "comportamiento inadecuado" cuando llega el momento de csancionar ciertas actitudes comprometedoras en el ámbito laboral. Sin embargo, no se puede evitar que sucedan.

Una encuesta a más de 4 mil personas reveló que un 43 por ciento de ellas ha tenido un romance en el centro laboral. Un 22 por ciento señaló que no ha tenido amoríos con ningún colega, aunque no le importaría que suceda y 16 por ciento de los consultados dice haber vivido un amorío de oficina, pero que éste ya terminó o fue a escondidas.

Enrique Cárdenas, especialista en comportamiento organizacional y profesor asociado de la Universidad ESAN, considera que el enamoramiento entre compañeros de trabajo no debe ser prohibido de manera radical pero sí debe tratarse el tema al interior de la empresa.

Reconoce que el empleado pasa más horas del día en su puesto laboral que en su casa, por lo que es casi imposible evitar que nadie se fije en nadie. Asimismo, recomendó a la gerencia que debe lidiar con estas situaciones realizar “inteligencia emocional”.

Cárdenas considera importante que el jefe o superior encargado de recursos humanos haga notar a los empleados enamorados que hay “lugares para todo” y que no pueden exhibir el cariño que se tienen en cualquier momento ni en todo espacio del centro laboral.

Cuando los getos delatan
Los gestos dicen más que mil palabras puede sonar simplemente como una frase de uso corriente. Pero, sin embargo, pueden desnudar conductas dentro de una oficina. En muchos casos, durante la jornada laboral resultan condicionantes para las relaciones entre compañeros. 

La comunicación humana se efectúa más mediante gestos, posturas, posiciones y distancias, que por cualquier otro método, dice Dolores García Gómez, directora de Soluciones Eficaces, una consultora de servicios protocolares empresariales. "La forma en la que uno saluda o da la mano, el modo de acercarse, la mirada o el tono de voz, es visualizado por la mente y sin que se haya dicho nada, uno se hace una imagen preliminar de la persona que condiciona la relación personal o laboral", dice la experta.

En ocasiones se habla de personas más intuitivas o que tienen más desarrollada su percepción. "Desde un punto de vista técnico, nos estamos refiriendo a la capacidad para leer los mensajes no verbales de otra persona, llevándolas a comparación con las señales verbales", explica García Gómez.

Una cuestión a tener en cuenta, es que los gestos no pueden analizarse de forma aislada y que debe "leerse" dentro de un conjunto global. Como cualquier otro lenguaje, el del cuerpo tiene también palabras, frases y puntuación. Cada gesto es una palabra y ésta, puede tener varios significados. Así, por ejemplo, nos podemos encontrar diferentes significados en la mirada, que combinada con otras partes de la cara y el cuerpo expresan cosas diferentes. Los gestos se expresan con el sentimiento o la sensación temporal de la persona. Así, por ejemplo, a cualquiera le puede resultar difícil transmitírselo a sí mismo, a través del espejo.

Y el saludo también
A través del apretón de manos podemos percibir qué es lo que siente el colega, el jefe o el cliente que va a la empresa. "Lo que se transmite con este gesto se hace de forma inconsciente, pero con la práctica, puede modificarse y decir aquello que se quiere transmitir", puntualiza Lola García Gómez.

• Acaba de conocer a una persona y se estrechan la mano. Una persona dominante intentará colocar la mano para situarla por encima de la suya, dejando su palma de la mano hacia arriba y demostrando así, su superioridad.
• Una persona que le saluda y coloca la palma hacia arriba, dejando la suya hacia abajo, denota sumisión, pero también, puede significar que le cede el control de una situación o hacerle sentir bien.
• La posición correcta es en la que ambas estrechan sus manos y las palmas entrecruzadas quedan perpendiculares al suelo.
• También nos podemos encontrar con el triturador de manos. Estas personas, según la experta, intenta transmitir su rudeza y decir que son muy dominantes, aunque también puede enmascarar un gran complejo de inferioridad.
"Conocer el lenguaje del cuerpo permitirá leer el pensamiento de otros y le ayudará a conectarse con ellos. Controlarlo, mejorará su seguridad y expresará sólo aquello que quiere decir, de palabra y de hecho. Esto no significa que pierda su naturalidad, sino que diga las cosas de la forma más conveniente, dependiendo de la situación", finaliza la especialista.

Lo que dicen las miradas
La mirada de negocios se produce cuando una persona dirige sus ojos formando un rectángulo imaginario entre la frente y los ojos de su interlocutor.

La mirada social, según Lola García Gómez, es aquella que se produce cuando ese rectángulo imaginario desciende hacia la boca.

La mirada íntima es la que recorre los ojos, pasando por la boca y el mentón, para después dirigirse a otras partes del cuerpo.

La mirada de reojo combina los ojos con otras partes de la cara, como las cejas o la boca. Esta puede transmitir interés u hostilidad a la otra persona.

Cuando se elevan las cejas, se comunica interés. Las cejas fruncidas o hacia abajo, con las comisuras de la boca bajas, significan crítica, rechazo u hostilidad.

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