martes, 8 de diciembre de 2009

Descubre el punto G masculino y ¡mucho más!



La anatomía masculina hay otros tantos puntos lujuriosos que, debidamente estimulados, llevarán a tu hombre a niveles de placer superiores a las que está acostumbrado. Por eso te presento una guía de sus puntos escondidos más potentes y cómo activarlos al máximo

Su punto G

La próstata. Para estimularlo, mientras le das sexo oral o durante la penetración, coloca dos dedos sobre la piel que está entre sus testículos y el ano. Al presionar justo ahí lo que haces es rozarla de forma indirecta". Cuando sientas que tu chico está a un paso del orgasmo, presiona el área rítmicamente una vez por segundo hasta que llegue al clímax.



Su punto C

La oreja. Bésale en el cuello lentamente y ve desplazando tus labios hacia la parte trasera de la oreja. Apoya los labios en la zona alta del pabellón auditivo y recorre el borde de modo que roces la parte trasera y delantera de la oreja al mismo tiempo. Cuando sientas que su nivel de excitación está a tope, habrá llegado el momento de mordisquear y succionar su punto C.

El punto F

En uno de los lados del pene. Justo por debajo del glande, hay una línea fina extremadamente sensible: el frenulum o frenillo. Mueve la mano y la boca al mismo tiempo hacia delante y hacia atrás, asegurándote de llegar hasta la punta del pene para rozar el punto F en cada movimiento. Y durante el coito, por ejemplo, colocaos en una postura (como el misionero o estilo perrito) en la que sea él quien haga casi todo el movimiento a la hora de penetrarte.



El punto R

Los testículos. Se trata de esa línea que recorre el centro de su escroto de arriba abajo. Pero también es verdad que es un punto tan sensible que hay hombres que lo encuentran maravilloso y otros que ni locos se dejan tocar. Así que experimenta de qué tipo es tu chico tocándole ahí suavemente mientras le acaricias el pene durante los juegos previos.

El punto 0

La base de la columna vertebral. Indícale que se tumbe boca abajo, coloca los pulgares sobre el punto O y muévelos en círculos pequeños. Después, bésale o lámele sobre el dibujo de la columna vertebral mientras continúas dándole ese intenso masaje en la parte baja de la espalda. Presiona de forma constante y ve alternando los movimientos firmes con otros más delicados. Cuando termines, te darás cuenta de que su columna no es la única parte del cuerpo que está dura.

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